четвъртък, 18 ноември 2010 г.

Capitulo 9. Malas noticias


Capitulo 9



Durante el viaje de vuelta estuvimos pensando en donde podría ir, no quería volver a casa me entraría el pánico y no quería mentirle a mi hermano que enseguida me pillaría y querría saber la verdad. Al final decidimos ir a su casa pero a escondidas, sin que nos vea Edgar porque era la ultima persona a la que quería ver en esos momentos.

Quería llamar a Nicol, desahogarme con ella, contarle todo pero pensaría que estoy loca y me recomendaría a un psiquiatra.

También quería llamar a Alex solo para ver como estaba y para asegurarme de que estuviera a salvo.

Mientras conducía la música house no había parado pero esta vez era como si no relajara el ambiente sino que lo ponía mas tenso aun.

A veces Zahary me miraba y ponía cara triste, compadeciéndose de mi o a veces cuando el camino era llano me cogía de la mano y la estrechaba.

Por fin divise a uno de los barrios mas cercanos al nuestro pero en vez de alegrarme lo único que quería era dar media vuelta y escapar lo mas lejos posible de Londres .Que mis conocidos no me volvieran a ver y dejarme en manos de Dios. No sabia lo que podía hacer, no sabia si los poderes que tenia eran malvados o si solo funcionaban cuando lo pedía.

Estaba muy confusa, demasiado.

-...¿no te parece?- pregunto Zahary. No le había estado escuchando. Ya había hecho varios intentos de distraerme o incluso de sacarme una sonrisa pero había fracasado. Movi la cabeza ligeramente para volver a la realidad.

-¿Que decias?- pregunte en tono de disculpa.

-Estaba diciendo que antes, en mi tiempo, Londres era muy distinta a como es ahora, no se como era este barrio, pero la ciudad la recuerdo perfectamente. Era fria y oscura como si siempre estuviera la gente de luto.

Sin embargo estos barrios son mas parecidos a Los Ángeles en California que al Londres que yo recuerdo.

-¿En que tiempo vivíais? ¿Donde vivíais? ¿Como es que no hay fotos de vosotros?- me vinieron tantas preguntas a la mente que tenia olvidadas.

    -Vivíamos en tiempo de los Tudor, de ellos si habrás oído hablar. Justamente nací el mismo año en el que nació Ana Bolena.- Asentí impresionada. Los Tudor siempre me emocionaron. Tenia unos cuantos trabajos sobre ellos en casa, voluntariamente hechos.- Vivíamos en medio de un bosque frondoso, alejados de Londres, porque según mi padre ahí se difundían las enfermedades mas peligrosas. Hace un momento estabamos encaminados hacia el castillo, aunque ya no quede nada de el. Creo que hubo una imbasion y lo destruyeron.- puse una mueca de tristeza, el también estaba triste, perder a tu hogar o a la única cosa que podría hacerte recordar o acercarte mas a tu propio mundo tenia que doler.

    -¿Tu conociste a los Tudor o a algún duque importante de esa época?- pregunte interesada. Al pensarlo bien si Zahary dijera la verdad a los demás seria un gran descubrimiento histórico que nadie podría igualar.

    - A los Tudor no, aunque creo que mi abuelo si. Conocí al duque de Suffolk un hombre bastante travieso y considerado por ser uno de los mejores amigos del rey.

    -¡Vaya!- exclame encantada, había tantas cosas que Zahary podría contarme.

    -Creo que mas que mi historia ,te interesa la historia de los Tudor.- dijo con sonrisa picara y levantando una ceja. Que mono estaba así, pero no me atreví a decírselo. Le sonreí.

    -Los Tudor siempre han sido mi pasión.- reconocí.- En concreto Ana Bolena. Era una gran luchadora y también manipuladora pero inspiraba fuerza e inteligencia.- asintió ante mi comentario. Volví a sonreír.

    - Yo también fui un gran luchador y muy buen manipulador.- dijo dándose aires pero comicamente, solo para que me riera, y lo consiguió.

    Estuvimos un rato en silencio. Al final hablo.

    -Si te dijera que soy Enrique VIII ¿te lo creerías?- dijo serio pero sabia que era broma.

    - Ahora mismo me creo todo asique ¿porque no?- dije, el sonrió- Pero la verdad es que no me lo creería porque Enrique VIII era un hombre gordo, pelirrojo y con barba.

    - No entiendo como Ana Bolena pudo enamorarse de el al final.

    - No cuenta solo el físico en el amor.- dije.

    - Lo se, pero también decían que era duro y malvado.- añadió. Me encogí de hombros.

    -Tu sabrás mas que yo.- pronuncie, sonrió ante el comentario.

    -Lisa, no quiero volver al tema pero es necesario. ¿Te a pasado algo raro durante estos días?- pregunto. Suspire.

    -La verdad es que si, hable con Veone.- dije silenciosamente. El abrió los ojos como platos.

    -¿Como que hablaste con ella?

    -Bueno, no se si era ella pero dijo que si lo era ademas la soñé, no es que la haya visto en persona.- el asintió.

    -¿Que te dijo?

    - La preguntas las hice yo.- pare un momento.- Le pregunte a ver si era como ella y me dijo que si fuera como ella no tendría la oportunidad de cambiar el mundo y después le pregunte si era una bruja y se me acerco y me dijo que ella tampoco lo era, después se esfumo. No entendí la segunda respuesta.- confesé. Zahary estaba asintiendo con la cabeza.

    - Tiene razón.- admitió, le mire confusa. ¿El lo entendía?- Según mi criterio si tu fueras una bruja normal no tendrías esa oportunidad ''de cambiar el mundo'' así que supongo que no seras una bruja sino algo mas fuerte que eso. Y para la segunda respuesta no se que decir. Puede que en mi tiempo en vez de llamarlas brujas como las llamábamos nosotros recibieran otro nombre en clave como a los chupasangre que se les llama vampiros. ¿ Como era esa mujer?- pregunto intrigado.

    -Pues lo que mas me sorprendió en ella fue que era refinada y que tenia la piel muy estirada sin ninguna arruga. Su pelo era castaño y los ojos también.

    -Esa es Veone- dijo pensativo.

    -¿Enserio? - dije incrédula. Me sorprendí de que tampoco había asumido que le había visto en realidad a Veone. Un mundo totalmente nuevo se abría delante miá.- Bueno, yo a veces sueño cosas que me hayan sorprendido durante el día y suponía que habría sido eso.

    -No, tu la viste y necesito que vuelvas a hablar con ella.- me pidió. Le mire con cara de miedo. No quería hablar con ella. No después de saber que me hizo algo que cambiaría mi vida para siempre. Zahary de nuevo cogió mi mano. Su mano era suave al tacto pero a la vez sentía en mis dedos varias magulladuras de haber sujetado una espada o cualquier otra arma. Entonces me acorde de que al principio pensé que tomaba pastillas para tener esos músculos pero creo que eso ahora ya no tenia sentido.

    -¿Tu sabes luchar?- pregunte estúpidamente. Se suponía que todos los reyes y príncipes eran educados desde pequeños a luchar. El sonrió y me informo.

    -Todos los príncipes y reyes sabemos luchar, nos empiezan a enseñar desde los 5 años. Aunque hasta ahora nunca he luchado en una batalla de verdad, quizás mas adelante si, pero no lo se.

    No me sorprendió su historia porque ya me la sabia. Nos estabamos acercando al instituto para después tomar la calle que conduce a la torre. Zahary había disminuido de velocidad y su deportivo estaba yendo como los coches normales. Aun no estaba segura de si querer ir a la torre, aun con las promesas de Zahary presentes, ese edificio seguía aterrandome.

    Llegamos en el parking en unos 5 minutos, en todo ese tiempo no habíamos hablado solo estabamos pensando pero creo que ninguno de los dos quería ser interrumpido.

    -Hemos llegado.- dijo con una leve sonrisa en la cara, solo para darme ánimos. ¿Porque era tan bueno conmigo? Creía conocer la respuesta aunque sabia que era imposible. Cada vez era mas fuerte lo que crecía dentro de mi, sin ser llamado y sabiendo que no seria correspondido.

    Zahary se bajo del coche y fue a abrirme la puerta, antes Alex hacia eso solo para hacerse el galán pero en Zahary lo veía como algo normal.

    Baje con una diminuta sonrisa en la cara de agradecimiento y el me devolvió otra mucho mas ancha y feliz. Cerro el coche me cogió del brazo, como si no pudiera andar bien, pero a la vez suavemente y nos dirigimos al umbral de la puerta.

    El guardaespaldas no se encontraba allí lo que suponía un gran alivio para mi. Entramos y nos encontramos con el vestíbulo que ya había visto la noche anterior. Esta vez no me sorprendí de su decoración sino que la acepte y la creí conveniente para ellos.

    En un lado muy alejado del vestíbulo se encontraba una recepción pero sin ninguna secretaria dentro. Me sorprendió aunque no dije nada. Seguimos andando hasta el ascensor que por suerte estaba en esa planta y subimos a la 4 planta. Allí deberían encontrarse las viviendas. De nuevo me entro ese pánico de creer que iba a matarme o allí o en el sitio al que íbamos pero al mirarle supe que me equivocaba. Sus ojos que al principio me parecieron inteligibles ahora eran un libro abierto.

    Suspire esperando ver a Edgar cuando se abriera la puerta pero lo único que vi era un largo pasillo con 4 habitaciones a cada lado. La decoración era similar a la de la 1 planta pero sin ser tan llamativa. Las puertas eran de madera y no había nada en ellas, algo inusual en dos adolescentes pero también lo creí conveniente.

    Zahary seguía teniendo su mano en la parte superior de mi codo conduciéndome por aquel pasillo de pareces color crema y algunos cuadros aquí y allá.

    Al final nos paramos en la tercera puerta de la parte izquierda. La madera era oscura y muy barnizada. El la abrió y me condujo dentro.

    Estaba muy iluminada, mis ojos se adaptaron a esa luz después de unos segundos de fuerte pestañeo. La habitación era bastante grande, posiblemente hubiera sido un estudio. En la parte delantera había una gran ventana que estaba orientada hacia el sol y se podía contemplar un precioso atardecer. En la parte de la derecha había una cama de madera antigua en las que las mantas estaban desordenadas. Al lado de esta había una mesa de madera en la que había un vaso con agua y una bandeja con fruta. Parecida a la que vi la noche de la fiesta. No se de donde habían conseguido tantas cosas antiguas de su tiempo.

    Por el lado izquierdo de la habitación había un gran armario de madera y al lado de este otra mesa mas pequeña que la anterior con una vela por la mitad apagada , encima. Mire las demás paredes. Estaban totalmente blancas a excepción de una que tenia un póster de Eminem. Le mire sorprendida, el se encogió de hombros siguiendo la dirección de mi mirada.

    - Por las apariencias.- informo. Sonreí y me quede levantada en mi sitio mientras el iba a arreglar un poco la cama.- Lo siento.- se disculpo.- Estoy acostumbrado a que una de las criadas del castillo me arregla la cama y la ropa y cosas por el estilo.- Asentí solo una vez. - Ahora te puedes sentar.- dijo alegre, unos mechones de pelo negro se le habían quedado en los ojos quería quitárselos con cuidado y ver su hermosa cara pero en ese mismo momento no era lo que tenia que hacer. Fui directamente a la cama sin miramientos y me senté en el medio. El estaba levantado mirando si había alguna otra cosa que podría desagradarme de su habitación. Le sonreí débilmente para decirle que parara de preocuparse y eso hizo aunque no se sentó a mi lado.¿ Me tendría miedo? Intente quitar esa pregunta de mi cabeza pero no pude, yo misma me tenia mido. Se quedo pensando un rato, yo le contemplaba al final suspiro y se me acerco.

    -Lisa, tengo que ir a hablar con mi padre sobre lo sucedido.- dijo tranquilamente. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo. No quería que le contara nada a nadie sobre lo sucedido. El vio mi creciente miedo y me cogió de las dos manos. Me tranquilicé un poco.- No pasara nada ¿vale? No dejare que te haga daño, esa es mi promesa. Tu quedate aquí y no salgas. - me agarro el rostro entre las manos y me dio un leve beso en la frente. Era cálido y me inundo de calor aunque no se si fue por el beso o si era por esa sensación que ascendía rápidamente por mi. Intente concentrarme en creer que solo había sido para quitarme el miedo.

    Se separo de mi ,despacio y se fue por la puerta. Enseguida senti un vacio dentro de mi, quería correr detrás de el y agarrarlo de la mano pero sus ordenes fueron muy claras.

    Me quede unos segundos sentada en la cama sin pensar, o al menos intentando no hacerlo. Porque cada vez que abría mi mente aparecía un único rostro, el de Zahary.

    El quería salvarme cuando yo misma quería morir. Por una extraña razón quería que yo viviera.

    Edgar y Zahary no podían ser parientes, era imposible. Zahary era el chico perfecto, solo esa palabra lo describía. Era increíble, y siempre que pensaba en el me inundaba ese calor y ganas de sonreír que no había sentido nunca.

    Lentamente me tumbe en la ancha cama, en la suave almohada y hasta el momento no me había dado cuenta de lo cansada que estaba.

    Inspire profundamente y el olor a dulce de manzana me inundo. Inspire unas cuantas veces mas y creo que durante unos segundos me quede dormida.

    Pero me desperté cuando oí que la puerta se abría.

    Esperaba y quería que fuera Zahary, pero no. Era Selene. Eso me relajo un poco ya que no era Edgar, pero quien sabe , ella no me había hecho ninguna promesa de que no iba a matarme. Me senté en la cama, en el lado mas lejano de la puerta.

    La contemple, estaba vestida con un vestido extraordinario de seda, conveniente para una princesa proveniente de su siglo. Era de color rojo y con lazos dorados y tendría varias capas de seda, también tenia escote.

    Ella esbozo una sonrisa.

    -¿Aun sigues teniéndonos miedo?- y alzo las cejas pero su sonrisa no desapareció. Cuanto se parecía a Zahary , eso me reconforto.

    -Considerando por fin de que todo lo que deciis es verdad, pues si. Creo que debería tenerlo.- ella hecho una carcajada ahogada. Le sonreí. Por ahora no había hecho ningún movimiento brusco.

    -¿Así que habéis ido a la cueva?- pregunto acercándose a mi y sentándose a mi lado.

    -No. No tuvimos que ir hasta allí para descubrir la verdad.- dije casi sin voz.

    Ella frunció el ceño confundida.

    -¿Que paso?- pregunto nerviosa.

    -Pues que a tu hermano se le ocurrió la excelente idea de que yo intentara mover el coche con magia y por mucho que le dijera que no y que no lo conseguía al final se movió.- seguí con ese hilillo de voz. Ella no mostró ningún rastro de asombro. Ya estaría acostumbrada a creerme bruja.

    - Y...¿Como lo conseguiste?- pregunto cogiéndome de una mano.¿ Se entera de que soy bruja y ya para de tener miedo?

    Sus manos eran largas pero delgadas y suaves como las seda y me sujetaba muy delicadamente , como me había imaginado que sujetaría las cosas su madre, Ariana.

    - No lo se, solo me concentre en el coche y paso. No hice nada raro.- ella suspiro y miro por la gran ventana.

    - Al menos ya sabemos que no eres una bruja retrasada.- dijo restandole importancia al asunto. Me acomode un poco, estaba visto que no iba a matarme. Ella volvió su mirada de nuevo a mi.

    - ¿Que vais a hacer conmigo?- pregunte aun con menos voz que antes.

    -Pues supongo que experimentar contigo, aunque creo que no sera fácil convencerle a nuestro padre.- Me estremecí. ¿Como iban a experimentar conmigo? No quería ni preguntarlo.

    - Tranquila.- esta vez me paso el brazo por los hombros.- No te vamos a hacer nada malo, y si no eres peligrosa pues te dejaremos vivir.

    - No, si soy alguien malo yo misma me haría algo pero vosotros no tenéis derecho a decidir que hacer conmigo. Eso no.- Puede que Zahary fuera el dueño de mi corazón, pero el tampoco tenia derecho a decidir si yo tenia que vivir o morir. Selene volvió su mirada de nuevo a la ventana. El atardecer se estaba convirtiendo en un anochecer, una vista preciosa.

    -Tienes razón. Siempre he estado rodeada de gente a la que tenia que ordenarles que hacer pero esto es muy distinto. Fue muy malvado por mi parte decirte estas cosas, lo siento. No tengo intenciones de matarte, créeme.

    - No pasa nada, pero tenedlo en cuenta.- pronuncie, ella asintió sin apartar la vista de la luz proveniente del sol. Estuvimos un rato en silencio mientras una lagrima se deslizaba sobre mi rostro. Selene no se inmuto hasta que se giro a mirarme. Su cabello dorado brillaba aun mas a la luz anaranjada. En su cara estaba reflejada preocupación.

    - ¿Que pasa?- pregunto con la voz amarga.

    - Pues que no se que podre hacer, no se lo que soy, no se que me esta pasando. No se nada. No quiero hacerle daño a nadie , ni a vosotros, ni a mis amigos y menos a mi familia.

    - Lisa, no le vas a hacer daño a nadie, vamos a procurar que no pase nada.-pero esas palabras no me tranquilizaban. Ella me dio un abrazo. Olía a algodón de azúcar y a miel. Nos quedamos así un rato hasta que apareció de repente Zahary excitado.

    -¡Nuestro padre no acepta!